Nuestra Madre, en esta reflexión nos invita a dar testimonio con nuestra vida de lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Nuestra Madre, en esta reflexión nos invita a dar testimonio con nuestra vida de lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles y en sienten ellos el fuego de tu amor. Envía tu espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. Vamos a escuchar un mensaje hermoso de nuestra madre del de abril del donde nuestra madre empieza con estas preciosas palabras. Queridos hijos. Los he elegido a ustedes, apóstoles míos, porque todos llevan en ustedes algo hermoso. Hasta ahí voy a, voy a leer, voy á ser un alto para poder reflexionar en estas palabras hermosas de nuestra madre donde primero nos dice que nos ha elegido. Yo creo que nos está hablando a cada uno de nosotros que estamos escuchando ahorita esta reflexión, este mensaje del cielo, este mensaje que viene para nosotros del padre celesti por medio de nuestra madre. Nuestra madre nos dice que nos ha elegido, nos necesita. Ya hemos escuchado en otros mensajes que nos necesita, que todos tenemos un papel muy importante. En el plan de la salvación de la humanidad. Ya lo hemos escuchado. Nuestra madre nos vuelve a decir que nos ha elegidos. Somos importantes para ella. Somos importantes en el plan de la salvación. Cada uno de nosotros que estamos escuchando esta reflexión a cada uno de nosotros entonces ha escogido Dios para algo, si no sabemos todavía para que hemos sido elegidos para que nos necesita. Entonces, oremos muchísimo porque el plan de Dios para cada uno de nosotros es hermoso. Es algo que nosotros podemos hacer. Es algo que ya nos dio. Ya estamos capacitados para descubrirlo. Tenemos que orar muchísimo porque cada uno de nosotros es precioso y lleva algo hermoso, como nos dice nuestra madre, ya sea algo hermoso, es nuestra alma. Esa alma que ha sido creada para Dios ha sido creada para la eternidad. Por lo tanto, todos llevamos el deseo. De la eternidad dentro de nosotros, dentro de nuestros corazones, dentro de nuestra alma, llevamos la presencia de Dios dentro de nuestra alma. Y sobre todo, ese algo hermoso es que hemos sido creados á imagen y semejanza de Dios. Recordemos, él estad dentro de nosotros. El padre celestial está dentro de nosotros. Lo escuchamos en el mensaje de ayer. Está y nosotros nos habla cada uno por nuestro propio nombre. Quiere que entendamos, quiere que lo descubramos. Quiere que quiere que que comprendamos ese regalo, esa realidad. Y después de entenderla darla, á los demás, aquellos que no han conocido al Dios del amor, aquellos que no han conocido a Jesús, aquellos que no conocen, no saben que tienen un padre hermoso. Que los ama y que los espera momento a momento a que regresen a él, que espera que se arrepientan de todos sus pecados, de todo lo que los aleja de él, corran a la confesión y regresen a sus brazos. Él siempre espera. Nuestra madre continua diciendo ustedes me pueden ayudar. Á fin de que el amor por el cual mi hijo murió y luego resucitó benza, o sea, nuestra madre nos dice ustedes me pueden ayudar. Ya nos está hablando directamente á nosotros tenemos que de verdad decir cómo puedo hacerlo? Podemos hacerlo de verdad orando. Cogiéndonos de rosario rezando todos los días, buscando á Dios, desde que amanece, abrir los ojos y decirle te pido, te suplico que me des el ton, el amor, porque yo necesito llevar á cabo este plan del cual son muy importante. Soy una parte muy importante de este plan y necesito darlo a los demás. Pero esto el amor. Amar á los demás para poder con amor y con entusiasmo, llevar ese amor, ese ese amor de Jesús que murió y lo resucitó que venza nuevamente en todos los corazones que vence ese amor precioso que Jesús nos tiene nuestra madre continúa. Por eso los invito apóstoles míos a que en toda criatura de Dios en todos mis hijos. Procuren ver algo bueno y procuren comprenderlos. Hijos míos. Todos ustedes son hermanos por el mismo espíritu santo. Ustedes que están llenos de amor hacia mi hijo, pueden narrar á todos aquellos que no han conocido ese amor. Lo que ustedes saben. O sea, nuestra madre nos está diciendo exactamente lo que tenemos que hacer, que seamos testigos de ese amor. Pero muchas veces necesitamos el valor porque a veces nos da penita. Nos da pena hablar. Nos da pena mostrar que amamos a Dios. Nos da pena rezar en público. Nos da pena persignamos en el restaurant porque nos da pena que que van a pensar. Nuestra madre nos dice ustedes pueden hacerlo. Ustedes deben ser testigos de que aman a Dios de que están con él. No les dé vergüenza rezar que no le dé vergüenza, que traen el rosar en la mano, que no les dé vergüenza, que se persan y que horas y que oran antes de comer. Nuestra madre nos dice ustedes que han conocido ese amor, lo que ustedes saben dentro á los demás muchas veces no hablando. Pero con nuestro ejemplo, como les dijo, y Tappers resignándonos pidiendo perdón, dando una bendición. De muchas maneras, podemos nosotros narrar con nuestra vida, á través de nuestra vida, lo que nosotros sabemos que Dios es hermoso, que Dios es precioso, que él es la verdad, que no hay ninguna otra verdad fuera de él y los que se alejan de él buscando en otro en otros lados andan divagando, deambulando sin Dios y sin su amor buscándolo en otro lado cuando él está. En ellos. Ahí está. Como decía San Agustín, tarde, te aé tarde, te encontré, te buscaba fuera. Y tarde me di cuenta que estabas dentro de mí. Hay que ayudar a los demás a que lo encuentren, a que sepan que está dentro de ellos. Nuestra madre nos dice continuó diciendo ustedes han conocido el amor de mi hijo. Han comprendido su resurrección. Ustedes ponen vuestros ojos con alegría en él. Mi deseo maternales que todos mis hijos estén unidos en el amor á Jesús. Por eso los invito á apóstoles míos, á vivir la eucaristía con alegría porque en la eucaristía, mi hijo será siempre de nuevo y con su ejemplo, les muestra el amor y el sacrificio por el prójimo. Gracias por haber respondido hame llamado Por último, voy a leer un mensaje hermoso del de noviembre del. Nuestra madre, queridos hijos, mi corazón materno sufre mientras miro á mis hijos que no aman la verdad y que la esconden. Mientras miro á mis hijos que no oran con los sentimientos y con las obras. Estoy triste mientras hablo á mi hijo de tantos hijos míos que ya no tienen fe y que no le conocen á él, mi hijo. Por eso los invito á ustedes, apóstoles de mi amor. Traten de mirar hasta lo profundo el corazón humano. Y allí encontrarán con seguridad aquel pequeño tesoro escondido. Mirar de esta manera es la misericordia del padre celestial. Busquen el bien también donde no domina el mal. Traten de comprenderse los unos á los otros y á no juzgarse. Esto es lo que mi hijo les pide. Y yo, como madre, los invito á escucharlo, hijos míos. El espíritu es más potente que el cuerpo y sostenido con el amor y con las obras supera todos los obstáculos. No lo olviden, mi hijo los ha amado y los ama. Amor está con ustedes y en ustedes cuando son una sola cosa con él. Él es la luz del mundo y ninguno ni nada logrará detenerlo en la gloria final. Por eso apóstoles de mi amor, no tengan miedo á testimoniar la verdad testimoniale con entusiasmo con las obras, con amor con vuestro sacrificio y sobre todo con humildad. Testimonio en la verdad, á todos aquellos que no han conocido á mi hijo, yo estaré á vuestro lado. Yo los fortaleceré testimonio en el amor que no pasa nunca porque proviene del padre celestial que es eterno y que ofrece la eternidad á todos mis hijos. El espíritu de mi hijo estará vuestro lado nuevamente, los invito hijos míos, á orar por vuestros pastores. Oren. Para que puedan ser guiados por el amor de mi hijo. Le doy las gracias.