Ábranse A La Oración Y Pidan A Dios La Conversión De Vuestro Corazones, Y Todo Lo Resto Él Lo Ve Y Provee

Nuestra Madre, en esra reflexión,nos invita a abrir el corazón a Dios y confiar plenamente en Él. Nos llama a la conversión, recordándonos que, cuando le entregamos nuestra vida, Él se encarga de todo lo demás.

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Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles y encienden ellos el fuego de tu amor. Envía tu espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. Vamos a continuar reflexionando en el mensaje a nuestra madre el 25 de febrero del sobre la importancia. De la conversión personal, recordando que nuestra madre nos dijo, queridos hijos, que este tiempo primaveral sea un estímulo para la conversión personal. O sea que este tiempo primaveral, este tiempo en que la naturaleza empieza a despertar, nosotros también despertemos. Tengamos el deseo, tengamos el anhelo. De cambiar nuestra vida de cambiar porque nuestra madre nos está mostrando una realidad profunda del ser humano. O sea, la inquietud interior que nos impulsa siempre a buscar algo más, algo que nos llene verdaderamente nuestra vida, un anhelo de cambio de de buscar a Dios, de sentir a Dios, de conocer a Dios porque nuestros corazones. Buscan naturalmente, a Dios, busca la paz. Buscan amor? Busca la verdad de nuestra madre el 25 de abril del 1000. Dice, queridos hijos, alégrense conmigo en este tiempo de primavera, cuando la naturaleza se despierta y vuestros corazones anhelan un cambio, o sea, dentro de cada uno de nuestros corazones, hay un anhelo por Dios, un deseo, estar más cerca de él, conocerlo más. Pero muchas veces no sabemos dónde. En donde a donde ir, cómo conocerlo más, cómo acercarnos más a Dios. Nuestra madre nos pide nos dice que pidamos esta gracia que supliquemos a Dios esta gracia. Porque este anhelo que nosotros tenemos de un cambio de una cercanía con Dios es una gracia. Es una gracia que Dios nos da. Porque nos mueve a la conversión a buscar a Dios a cambiar. Queremos ser mejores ya ya no queremos ser egoístas. No queremos ser soberbios. No queremos que el orgullo gane nuestras vidas. Queremos cambiar, queremos la paz. Queremos el amor es un anhelo tan hermoso, tan precioso que es el mismo deseo que expresaba San Agustín cuando decía nos hiciste señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. Se necesitamos a Dios, Necesitamos estar cerca de él. Nuestro madre nos continua diciendo ábra hijitos y oren, o sea, ábra este regalo que Dios les quiere dar esta oportunidad preciosa de encontrarse con Dios, de conocer á Dios de respirar. Su espíritu continuó diciéndonos no se olviden que yo estoy con ustedes. Y que deseo conducirlos a todos, á mi hijo para que él les dé el regalo de un amor sincero hacia Dios y hacia todo lo que viene de él. Abrase a la oración y pidan a Dios la conversión de vuestros corazones y todo el resto el lobé y lo provee. O sea, estas palabras de nuestra madre nos hacen recordar lo que Jesús. Nos dice en su palabra, busquen primero el reino y la justicia de Dios y todo lo demás se les dará por añadidura. O sea, cuando nuestra madre nos dice ábra, á la oración, o sea, confíen en él, póngalo él en el primer lugar, dele las primeras horas en la mañana y él se encargará del resto. Se encargará de todo lo que nosotros necesitamos. Él sabe lo que necesitamos, pero no estamos ponerlo en el primer lugar Nuestra madre nos está diciendo eso va a pasar. Póngalo en el primer lugar, búsquelo á él para que no tengan miedo á nada ni al futuro ni á nada de lo que ustedes puedan temerle, porque él se encarga de todo porque él está en control de todo, porque él es el dueño de todo, porque él puede darles todo.