Reflexiones de los Mensajes de la Virgen Maria en Medjugorje
En estos Podcasts reflexionamos sobre las palabras preciosas de Nuestra Madre, la Reina de la Paz. Palabras hermosas que vienen del Cielo como un regalo para nosotros.
Reflexiones de los Mensajes de la Virgen Maria en Medjugorje
Yo Soy Vuestra Madre; Estoy En El Reino, Pero También Estoy Aquí Con Ustedes.
En esta reflexión, nuestra Madre nos recuerda que no estamos solos. Está con nosotros, enviada desde el Reino, desde el Cielo mismo, por amor, para acompañarnos, guiarnos y ayudarnos a vivir en paz, esperanza y entrega, justo en este tiempo de gracia que Dios nos concede.
Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles y encienden ellos el fuego de tu amor envía tu espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra hoy con inmensa gratitud en el corazón. Damos gracias al padre celestial porque una vez más, el de mayo del nos ha regalado palabras que vienen del cielo. Palabras que no son sólo un mensaje sin una caricia, una guía, una llamada de amor. Le damos gracias al altísimo que por medio de nuestra madre nos sigue hablando, nos sigue llamando y no se cansa de nosotros. Vamos. Entonces, á escuchar estas palabras hermosas de nuestra madre, estas palabras del de mayo del que son un regalo que viene directo del corazón de Dios, pasando por el corazón de María inmaculado hasta llegar á tu corazón. Nuestra madre nos dice, queridos hijos, en este tiempo de gracia, los invito á ser hombres de esperanza, paz y alegría para que cada persona sea instrumento de paz y amante de la vida hijitos. Oren al espíritu santo para que con el poder de su santo espíritu, los llene de valentía y entrega. Y este tiempo será para vds un don y un camino en la santidad hacia la vida eterna. Estoy con ustedes y los amo. Gracias por haber respondido hame llamado. Pero para poder entender estas palabras preciosas de nuestra madre, es importante que creamos en las palabras que nos dijo el de diciembre del donde nuestra madre nos dice queridos hijos, recuerden lo que les digo, el amor triunfará. Sé que muchos de ustedes están perdiendo la esperanza porque ven en torno así sufrimiento, celos, dolor y envidia. Sin embargo, yo soy vuestra madre, estoy en el reino, pero también estoy aquí con ustedes. Mi hijo me envía nuevamente para ayudarlos. Por lo tanto, no pierdan la esperanza. Sígame porque el triunfo de mi corazón es en el nombre de Dios. Mi amado hijo piensa en ustedes como siempre lo ha hecho. Créle y vivan lo el es la vida del mundo. Hijos míos. Vivir á mi hijo significa vivir el evangelio. Estas palabras no son solo consuelo, son una misión. Nuestra madre está aquí enviada por el padre porque nos necesita no sólo como oyentes de sus mensajes, sino como instrumentos vivos de paz, esperanza y alegría. Ella no quiere que simplemente escuchemos sus palabras. Quiere que las vivamos, que vivamos el evangelio, que confiemos en Jesús, que creamos en él, que lo vivamos como ella nos dice. Sólo así este tiempo será un don y un camino en la santidad hace á la vida eterna. La virgen nos llama hoy con amor, pero también con una firmeza materna para que seamos hombres y mujeres de esperanza, de paz y de alegría. Para que amemos la vida y defendamos la paz para que otros puedan encontrar á Dios, á través de lo que somos. Este mensaje no es uno más. Es una invitación real, es una gracia viva. Y hoy tú y yo podemos decirle que sí. Y esto que hemos compartido hoy es solo el comienzo. Este mensaje de nuestra madre no se agota en una sola reflexión. Durante todas estas semanas que vienen, vamos á ir desmenuzando poco, á poco sus palabras, dejándonos guiar por el espiritu santo para que cada parte de este mensaje entre en nuestro corazón lo transforme y nos ayude á caminar hacia la santidad. Ya dimos un paso importante. Hemos visto que la virgen nos llama hacer personas de esperanza, paz y alegría, y que nos invita á orar al espíritu santo para que con su poder nos llene de valentía y entrega para poder vivir lo que se nos pide con fe y con amor. Entonces este tiempo, de gracia será para nosotros un don, un regalo precioso y un camino real hacia la santidad y la vida eterna. Y no lo olvides, ella misma no lo dice al final del mensaje. Estoy con ustedes y los amo. No estamos solos. Estamos profundamente amados. Entonces seguiremos reflexionando parte por parte. Hay mucho más que nuestra madre quiere sembrar en nuestros corazones.