Reflexiones de los Mensajes de la Virgen Maria en Medjugorje

Yo Estoy Con Ustedes Y Los Invito A Todos,Hijitos, A Que Primeramente Perdonen En La Familia.

Paty Gallego Season 3 Episode 192

En este mensaje la Virgen nos recuerda que la paz nace en el corazón, florece en el amor y se hace verdadera en el perdón. Por eso nos invita a comenzar en casa: a perdonar en la familia. Ahí se siembra la paz que después se extenderá al mundo entero.

Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles y encienden ellos el fuego de tu amor. Envía tu espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. Hoy vamos á reflexionar en el mensaje de nuestra madre del de enero de que se enlaza con fuerza, á los últimos llamados del de agosto y del de septiembre del María. Nos dice queridos hijos, hoy los invito á decidirse por la paz. Oren á Dios para que les dé la verdadera paz. Vivan la paz en sus corazones y comprenderán, queridos hijos, que la paz es un don de Dios. Queridos hijos, sin amor, no pueden vivir la paz. El fruto de la paz es el amor y el fruto del amor es el perdón. Yo estoy con ustedes y los invito á todos hijitos, á que primeramente perdonen en la familia. Y entonces serán capaces de perdonar á los demás. Qué claridad tan grande nos da. María nos recuerda que la paz no se improvisa ni depende de cosas externas. Es un don de Dios. La paz comienza cuando el corazón se sabe amado por el padre. Cuando confiamos en su ternura y descansamos en él. Esa paz interior es como una caricia de Dios en nuestra alma. La certeza de que no estamos solos de que somos sostenidos por su amor y de esa paz nace el amor, no un amor superficial. Sino un amor que brota de haber sido abrazados por Dios. Un corazón en paz es un corazón que ama y ese amor verdadero se manifiesta primero en las relaciones más cercanas. Pero aquí está el secreto. Ese amor para ser auténtico siempre se traduce en perdón. La virgen nos pide comenzar por lo más difícil y á la vez lo más importante, perdonar en la familia es ahí donde á menudo se dan las heridas más profundas con el esposo, con los hijos, con los padres, con los hermanos. Todos fallamos, todos herimos. Pero sólo el perdón evita que el amor se congele. Perdonar hace que el amor renazca, se fortalezca y se haga verdadero. Cuando la paz de Dios llena mi corazón, esa paz me da la fuerza para amar y perdonar, incluso á quienes más me han lastimado. Y ahí comienza la verdadera transformación en el hogar en lo cotidiano en esas relaciones donde más duele. Si logramos perdonar en la familia, entonces podremos perdonar también fuera amigos, vecinos, compañeros de trabajo, incluso á nosotros mismos, porque á veces, también necesitamos reconciliarnos con nuestro propio corazón. Así entendemos lo que María nos dice con tanta sencillez. Sin amor, no puede haber paz y sin perdón, no puede haber amor. Es un círculo perfecto que comienza en Dios, toca el corazón, sana la familia y se expande al mundo entero. Por eso, en agosto de los mariano pidió oren con todo el corazón a chn. Hagan sacrificios, amen por amor, á Dios. Y en septiembre añadió que este tiempo sea un tiempo de oración por la paz. Todo se une en un mismo llamado. La paz empieza en el corazón, florece en el amor y se hace concreta en el perdón y es a través de la oración del chuno del sacrificio y del amor que esa paz se sostiene y se expande.