Queridos Hijos, Ustedes No Están Conscientes Del Gran Amor Con El Que Dios Los Ama.

En este mensaje la Virgen nos recuerda que no estamos conscientes del gran amor con el que Dios nos ama. Por eso nos invita a consagrar nuestro tiempo a Él en la oración, confiando en que ya desde aquí recibiremos su bendición y su paz. La oración abre el corazón, transforma la familia y se extiende al mundo, convirtiéndose en señal de esperanza y testimonio vivo del amor de Dios.

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Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles y encienden ellos el fuego de tu amor envía tu espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra. Hoy vamos á reflexionar en dos mensajes de nuestra madre que se iluminan entre sí, el del de marzo de y el del 25 de septiembre del. En la virgen nos dice con ternura y firmeza. Queridos hijos, ustedes no están conscientes del gran amor con el que Dios los ama. Es por eso que él me permite estar con ustedes para instruirlos y ayudarlos, á encontrar el camino de la paz. Pero ustedes no podrán descubrir este camino si no oran. Por eso, queridos hijos, déjenlos todo y consagren su tiempo á Dios y Dios los recompensará y los bendecirá hijitos. No olviden que su vida pasa como una florecita de primavera que hoy es maravillosa y mañana no quedará nada por eso. Orden de tal forma que su oración y su abandono se conviertan en una señal en el camino. Gracias por haber respondido á mi llamado aqui nuestra madre nos abre los ojos. No estamos conscientes del gran amor con el que Dios nos ama. Ese es el centro de todo. Muchas veces vivimos distraídos corriendo, buscando cosas pasajeras sin detenernos a saborear cuanto nos ama Dios. Mari. Nos recuerda que el padre la envia porque nos ama con un amor inmenso. Ella nos dice que si consagramos nuestro tiempo á Dios, él nos bendecirá y nos recompensará ya desde aquí en la tierra. No es solo una promesa futura cada minuto que dedicamos, á orar cada sacrificio ofrecido cada renuncia por amor trae bendiciones concretas á nuestra vida. El corazón se llena de paz. La vida recibe nuevas fuerzas. La familia se convierte en un lugar de armonía y de gracia. Dios no se deja ganar en generosidad y ya desde ahora, experimentamos su amor y su cuidado en el. La virgen nos vuelve á hablar con sencillez y fuerza. Queridos hijos, que este tiempo sea un tiempo de oración por la paz. Nos invitas á entrarnos otra vez. En lo esencial, la paz comienza en la oración. Una paz que primero transforma nuestro corazón. Luego nuestra familia y poco a poco se extiende al mundo entero. Unidos. Estos dos mensajes nos muestran un mismo camino. El amor de Dios es tan grande que nos regala á María como maestra de oración y camino de paz. Si le consagramos nuestro tiempo á Dios, seremos bendecidos desde ya y al mismo tiempo, nuestro testimonio se vuelve señal en el camino para otros. María está aquí porque el padre le envía y con ella descubrimos que cada oración, cada abandono, ese milla de paz para el mundo y fuente de bendición para nuestra vida.